martes, 26 de febrero de 2008

Blanquestamina

Te conocí en cualquier fiesta
y ya me habían hablado de ti:
de los efectos y los adeptos.

Sé que mi sonrisa es funesta.
Pero no dejo de sonreir,
oigo tu nombre y ya estoy contento.

A mis siete en cada pierna
(y me llevo uno),
to los palos recibios
y los errores aprendios
los conviertes en humo.

¿De qué sirve recibir?
¿De qué sirve aprender
si antes de probarte
ya he vuelto a caer?

Nunca me quise enganchar.

Creía que los amigos
solo recomiendan lo bueno,
puede estar bien para mí
si lo está para ellos.

Una dosis de brevas a higos:
una calada que llega al alma,
una raya ya casi es nada;
ahora suplico un pico.

Me he enganchado a la droga sin probarla.

Porque he visto lo que hace,
los efectos y los adeptos
y quiero que me pase.

Arkaninger Feizas. Febrero 2008

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