lunes, 14 de julio de 2008

Persianas bajadas

Amorrado a tu negrura sintió la presión de tu mirada,
arando en su espalda: provocando tormentas de escalofrios
en su pequeña colección de voluntad,
solo haciéndote perder el sentido se sentía vivo.

Conozco, ya, cada uno de tus gestos
domino todos los pliegues de tu sonrisa
sé como derretirte con la voz
mas ignoro la manera de que dejes de llorar.

Ven, sígueme: vamos a mirar ventanas cerradas,
porque solo deseándolo con el corazón
serás capaz de subir esas persianas,
y sentir de nuevo: calor.


Ó. Valcárcel. Julio de 2008. A mi buena amiga Patricia. Te deseo tiempo de soles y olvido comadre.

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