Ni tus lisonjas, ni mis duras camas
las que te acunaron,
las que me lijaron: el alma.
Ni aquel jazmín que te cristaliza
ni ese que te da locura: ahora.
Ven,
tengo soledad para contarte
y de un solo bramido
me sobra voluntad para boquearte.
O. Valcárcel, bucheando piel de Enero.
miércoles, 16 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario